domingo, 25 de febrero de 2007

Otra historia inconclusa

Sentado delante de una pantalla vacía, escribes un tontísimo cuento que tal vez nunca termines. Deslizas tus manos sobre el teclado esperando que mágicamente las palabras aparezcan. Contemplas de vez en cuando el trabajo avanzado. Pero eliminas todo al terminar la página. No estás conforme, nunca estarás conforme. Tienes los ojos bastante cansados, la presión es cada vez mayor… te frotas los ojos, piensas, vuelves a frotarte los ojos. Cada movimiento se va haciendo más y más lento. Te pararás y mirarás por la ventana; la luna aún está allí grande y luminosa.

Tu esposa te ha pedido millones de veces que no fumes en la casa porque “sus” hijos no pueden aspirar ese terrible humo cancerígeno. Le has hecho caso desde siempre, pero ahora que todo está en silencio, que ellos no están, desobedeces.

Ella ha salido. Por eso con mucho cuidado has prendido un cigarrillo que tenías escondido en la cartera hace varias semanas, aunque no tienen ceniceros en la casa, logras improvisar uno. Coges una platina de chocolate que Andrés olvidó en el escritorio a la hora de despedirse. Te pierdes en el humo que expiras… es tan delicioso sentirte libre en tu propia casa. Así que te sentaste frente al teclado y quisiste escribir… pero, el miedo invade cada centímetro de tu cuerpo cuando te das cuenta de que no sabes sobre qué escribir. El miedo, la pantalla vacía, el tedio, la rutina, el aburrimiento…

Hombre de mediana edad busca… ¿qué buscas? Aún no puede decidir que encontrar luego de haber buscado durante todo este tiempo. Una familia feliz, bueno sí la tiene. Él trabaja para una importante compañía y su salario alcanza para poder solventar los gastos de su familia. Por lo menos tienen un seguro dental… Laura trabaja también y tan mal no le va. Ese olor. ¿Cuándo la conoció?.. No puede recordarlo… La noche, sí aquella noche llevaba el cabello recogido, y se parecía tanto a ella. Preciosa, con aquellas pequitas que casi le saltaban de la nariz.

Espérame estoy allá en veinte minutos… estás loco son casi las dos de la mañana, cómo vas a llegar tan rápido… sólo espérame yo llego dentro de veinte minutos… La noche la luna, estamos locos.

Lucinda mueve sus manos nerviosamente una vez que cuelga el auricular… que tendría de malo recibirlo después de todo el es solo su amigo. Hace tantísimo tiempo que no lo ve… por qué la habría llamado… qué era aquello tan importante de lo cual tenían que hablar. Pero y los nervios… eso no es normal…

sábado, 10 de febrero de 2007

Me hubiera gustado llamarme Magdalena,
Acostarme con el primer Cristo que encuentre a mi paso
Por el milagro de sentirme inocente.
Pero qué pena sólo somos humanos.

Tu boca, tus ojos
Se apropian de mi cuerpo
Recorro tu espalda
Mis dedos, mis labios
Qué pena sólo somos humanos

El dolor, la noche que calla
Tu voz taladrando mis sentidos
El frío, tu aroma
El sabor inconfundible de tu piel
Qué pena sólo somos humanos.

Por fin...

Por fin he oscurecido mis ojos
He levantado mis faldas
Y he dejado escapar mis estrellas
Por fin me he entregado al dolor
Y he traicionado tu recuerdo
Ahora bailo con cada uno de mis pensamientos
Tomando cada segundo para cubrir mi cuerpo,
(Un cuerpo que se escurre al cruzar la calle)
Para aliviar cada centímetro de mi piel
Que se abre para recibir migajas de te quieros.

El otro espejo 2008 © Blog Design 'Felicidade' por EMPORIUM DIGITAL 2008

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