jueves, 20 de agosto de 2009

Mi Green Card a la Tica


Todos mis amigos saben que, desde hace más o menos un año, estoy enredada entre trámites y papeleos a fin de obtener el famosísimo carnet de residencia (algo así como la Green Card a la tica). Metí los papeles desde setiembre del año pasado y luego de idas y venidas, horas de horas esperando en la fila, dejando de ir al baño y cosas así; por fin hace dos meses me dieron cita para este viernes.



Estar en Migración siempre fue increíble, ese mismo día podía hablar en inglés, en español y oía hablar en chino, japonés, italiano y hasta en argentino. Dentro de todo, era divertido, conocer personas de diferente nacionalidad.



Aún así el último día que estuve ahí fue el peor de todos. Llegué como a las 7:30 a.m. y salí a las 4:00 p. m. Muchas veces observé a unas personas acercarse a las ventanillas con un montón de papeles. Sin embargo, me llamó la atención que dos de ellos vistieran camisetas de equipos de fútbol peruanos. Primero pensé que eran peruanos que, como yo, estaban haciendo los trámites de residencia. Luego una escuché a una señora (nicaragüense) decir que los peruanos “aceleraban” todo el proceso y que cobraban bien barato. Quise entender a qué se refería aquella señora con “acelerar”, pero preferí quedarme callada. Como tres horas después, yo seguía sentada y veía a los “peruanos” y otra gente en medio de un ajetreo espectacular. Ya no quedaba casi nadie esperando, apagué mi reproductor cuando los “peruanos” se sentaron a mi lado -quizá podría hablar con ellos de lo mucho que extrañaba la mazamorra morada-, y oí que el de la camiseta de Universitario comentaba que cuando fuera a Lima iba a traer cosas de Polvos Azules para regalarle a la gente de las ventanillas a fin de que siempre pasaran a sus clientes primero. El de la camiseta de la selección peruana le preguntó, si le iba a traer cosas piratas; a lo que le respondió que siempre le había traído perfumes de allí, y que ellos nunca se habían dado cuenta.

Me sentí avergonzada, mis compatriotas estaban importando toda la viveza (de la mala) peruana. Tenía toda la mala onda de haber estado esperando toda la mañana y parte de la tarde para que vieran mis papeles; y ellos, gracias a los favores y regalitos (piratas) que les hacían a los burócratas, pasaban de primero a sus clientes. INJUSTO.



Salí dispuesta denunciarlos en la Contraloría de Servicios, pero me pasé de largo, porque a pesar de todo, eran peruanos como yo, y ya era tan tarde que hacía media hora los de la contraloría se habían ido.



Mañana voy a Migración, si veo todo eso de nuevo, espero denunciarlos.

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