jueves, 12 de febrero de 2009

Los colores, el pato y la casita


Hace unas semanas entré a la librería a ver qué títulos nuevos encontraba, pero no sé por qué terminé en la sección de artículos para oficina. Debe ser porque me encanta el olor de los cuadernos nuevos... ¡ah!, pero esa es otra historia. El hecho es que me descubrí cogiendo una linda caja de colores, tenía 24 lápices, de colores alucinantes. Me dio pena recordar que no sé dibujar ni a un patito (por más que mi mamá me enseñó a hacerlo con el número dos nunca me salió bien). Creo que desde allí vienen mis frustraciones artísticas… Bueno también desde que me jalaron en la clase de dibujo en el kinder porque cada vez que usaba los colores me salía de los límites del dibujo. Mis padres pensaban que eso de lo artístico no era muy importante en su hija, que, según ellos, quería ser médico. En fin, un año después me veía yo a los 5 años, en mi clase de primer grado siendo la burla de mis compañeros por no dibujar bien un patito, o una casita…



Seguía acariciando los colores, y pensaba que sería lindo tenerlos en casa, pues aunque nunca los usaría, serían un buen método para mantener ocupado a Gabo (el sobrino de Da). Así que compré los colores Faber Castel, de forma triangular ergonómica y una zona de agarre suave para manejarlos firmemente, de colores luminosos y completamente acuarelables, y hechos en Alemania. Pero no resistí la tentación y al llegar a casa empecé a dibujar un pato. Me gustó el resultado.


Ahora me doy cuenta de que tal vez no soy mala dibujando patos o casitas, quizá aún no es tan tarde. Y lo confieso me niego a prestarle MIS lápices a Gabo.

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El otro espejo 2008 © Blog Design 'Felicidade' por EMPORIUM DIGITAL 2008

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