Me hubiera gustado llamarme Magdalena,
Acostarme con el primer Cristo que encuentre a mi paso
Por el milagro de sentirme inocente.
Pero qué pena sólo somos humanos.
Tu boca, tus ojos
Se apropian de mi cuerpo
Recorro tu espalda
Mis dedos, mis labios
Qué pena sólo somos humanos
El dolor, la noche que calla
Tu voz taladrando mis sentidos
El frío, tu aroma
El sabor inconfundible de tu piel
Qué pena sólo somos humanos.
sábado, 10 de febrero de 2007
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1 imágenes:
En la noche del corazón
la gota de tu nombre lento
en silencio circula y cae
y rompe y desarrolla su agua.
Algo quiere su leve daño
y su estima infinita y corta,
como el paso de un ser perdido
de pronto oído.
De pronto,de pronto escuchado
y repartido en el corazón
con triste insistencia y aumento
como un sueño frío de otoño
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